De acuerdo a las autoridades, a la fecha sólo se han visto afectadas áreas urbanas y no huertos productivos. A continuación tres voces autorizadas en la materia analizan los verdaderos alcances que tiene esta situación para la producción comercial de fruta en el país.
Chile fue declarado libre de la mosca de la fruta en 1995, siendo el único país latinoamericano en lograr esta denominación. Es por eso que cada vez que hay brotes de esta plaga se encienden las alarmas. Sin embargo, Ángel Sartori, director nacional del SAG, es enfático en señalar que el que existan focos acotados con presencia de esta plaga no significa, en ningún caso, que todo el país esté en riesgo o que exista peligro de perder la calificación de sanidad antes mencionada.
Es más, asegura que durante la cuarentena que se dio en la zona centro-norte en 2015, no se produjeron perjuicios económicos, debido a que no hubo pérdidas productivas. Quizás, dice, lo único negativo fue el retraso en los envíos de palta a China, lo que llevó a que los exportadores no pudieran aprovechar este mercado a cabalidad.
El nuevo foco
A inicios de febrero las alarmas del Sistema Nacional de Detección Sensible —cuya principal herramienta es la red de trampas (12.000 a nivel nacional)— se encendieron en la comuna de Conchalí, Región Metropolitana, donde se detectó un nuevo foco.
“Si tenemos un brote es porque los especímenes llegan desde los países vecinos, que tienen a la mosca de la fruta como plaga endémica”, comenta Sartori.
A juicio de la máxima autoridad del SAG, en Chile a menudo se realiza un control exhaustivo en los distintos controles fronterizos y puertos de entrada. El problema, dice, surge cada vez que chilenos o extranjeros ingresan a nuestras fronteras productos prohibidos. En ese contexto, la única solución que vislumbra es que todos, tanto nacionales como extranjeros, se informen y tomen conciencia acerca de los riesgos que acciones de este tipo pueden generar.
Pero ese no es el único factor que ha influido en las últimas detecciones. Un aspecto trascendental que debe ser tomado en cuenta son las altas temperaturas que se registraron en el último verano, las cuales habrían propiciado la reproducción de esta especie.
Cabe destacar que los últimos focos de mosca de la fruta se han detectado en distintos frutales de uso doméstico, que operan como hospederos, ubicados en Conchalí, Quilicura y Rodelillo (Región de Valparaíso).
“Se está haciendo todo lo posible para que no pase del área urbana al campo, aunque hay que ser enfático en que la alarma no es tal y que no ha habido problemas ni entorpecimiento en las exportaciones”, declara Ángel Sartori.
Otra mirada
Pero no todos comparten ese análisis. A juicio de Ronald Bown, presidente de Asoex, el plan de control y erradicación que ejecuta el SAG no sólo significa un importante costo para el Estado, sino que repercute en los productores y exportadores.
“Para el sector también implica un mayor gasto asociado a la utilización de materiales de empaque especiales o el uso de puertos alternativos que están más distantes de las zonas de producción”, comenta.
El líder gremial se refiere a que como el puerto de Valparaíso ha quedado dentro de la zona de cuarentena, por el foco de Rodelillo, han debido concretar sus embarques en los puertos de Coquimbo, San Antonio y Talcahuano, lo que en la práctica implica un mayor gasto en transporte.
Asimismo, quienes quieran mover fruta desde zonas de cuarentena hacia áreas libres deben cumplir con un embalaje especial, que contempla el uso de bolsas plásticas micro porosas, un tratamiento de frío a 0°C por 12-14 días (dependiendo del tipo de fruta y su resistencia al frío) y la fumigación con bromuro de metilo.
“Algunos países autorizan el uso de bromuro de metilo, pero hay que preocuparse de que la fruta sea tolerante a este tratamiento, ya que este compuesto puede producir, en especies sensibles, necrosis o manchas color café en la piel. De hecho, en cítricos puede alterar el sabor”, explica Daniel Castro, jefe del Área de Entomología Cuarentenaria de FDF.
Igualmente, se debe considerar que cada mercado internacional pone sus reglas, por lo que el radio cuarentenario varía entre país y país. Para EE.UU., por ejemplo, el radio es de 7.2 km, mientras que para China es de 27 km. Por lo mismo, cada productor debe evaluar sus mejores alternativas comerciales, dependiendo de la ubicación del huerto.
¿Cómo controlar la plaga?
Para controlar los focos, las autoridades han impuesto una serie de medidas, las cuales deben ser cumplidas por los productores al pie de la letra.
Para controlar los focos, se debe considerar un radio de 200 metros, por lo que toda la fruta que se encuentre en esa área debe ser descolgada. Paralelamente, se debe picar el suelo para luego fumigarlo. Esta acción, en la cual se deben usar productos de control preferentemente naturales, debe contemplar además el follaje de la planta.
Otra medida que se debe llevar a cabo es el control de la población con machos estériles.
“Es una forma de control biológico. La técnica se basa en la inundación de insectos infértiles (relaciones 40 a 1 o más), lo que genera una competencia con los insectos salvajes por los especímenes femeninos, los que pondrán huevos que no darán origen a nuevas larvas”, señala Castro.
La mosca de la fruta pone huevos al interior de los frutos con un piquete, por lo que las larvas se desarrollan en la pulpa. Como existe un daño físico, el fruto quedará susceptible a pudriciones, lo que podría derivar en pérdidas comerciales. Por esta razón, es imprescindible que los productores cumplan a cabalidad el plan de trabajo establecido por el SAG.
Fuente: Elmercurio.com