Incertidumbre viven empresarios y habitantes de Atacama, región cuya economía depende fuertemente del sector minero (mayormente cobre) y que no pasa por su mejor momento, en una zona que además aún se recupera del aluvión del 2015.
El año pasado la zona dejó de exportar US$ 1.000 millones del mineral, cuyo principal comprador es China. En 2016 el escenario no cambió: en enero, Atacama tuvo pérdidas por más de US$ 200 millones. Además, un catastro de empresas exportadoras de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) arrojó que el año pasado, de las 105 exploraciones mineras en la región, el 61% paralizó y el 14% desistió definitivamente.
Cifras negativas que se han traspasado a otros sectores. La Cámara de Comercio de Copiapó sostiene que las ventas en el comercio local han caído en promedio un 50%.
“Tenemos que diversificar la matriz productiva, y la apuesta está en el turismo”, afirma el seremi de Economía, Mario Silva, quien dice que se invertirán $600 millones con este propósito.
El director nacional de Sernatur, Daniel Díaz, detalla que ya hay planes de desarrollo turístico en comunas como Huasco, donde proyectos de la Subdere por $200 millones fortalecerán destinos rurales, se invertirán $230 millones en el parque Pan de Azúcar para mejorar señaléticas y miradores, y habrá obras en el centro de interpretación de la mina San José.
Ercio Mettifogo, presidente de la Asociación de Turismo de Atacama (ATA), recuerda que la región recibe más de 100 mil visitas anuales, con más de 60 mil personas que llegan solo a las costas de Caldera.
El Gobierno Regional además contempla una inversión de US$ 2.200 millones en una batería de proyectos en vialidad, como la doble vía Caldera-Antofagasta, construcción de viviendas sociales, infraestructura, mejoras del borde costero y restauración de edificios patrimoniales.
Pese a los anuncios, Mettifogo afirma que “no es suficiente”, y solicita que el 2% del presupuesto regional se destine al turismo y la cultura, considerando que la zona no tiene presupuesto para el turismo.
Con todo, el presidente de la Corporación para el Desarrollo de la Región de Atacama (CORPROA), Daniel Llorente, cree que estas medidas debieron tomarse antes. “El trabajo en el turismo es a largo plazo (…) todavía faltan muchos elementos para que se pueda convertir en un destino en el mundo”. Según proyecciones de la corporación, antes de la crisis había proyectos de inversión en Atacama cercanos a los $30 mil millones, cifra que se desmoronó un 90%.